sábado, 16 de enero de 2010

Experimento Imagin-a IV: Neurosis


Desde el psicoanálisis Freudiano nuestro comportamiento cambia en base al deseo inconsciente. El deseo es identificado como falta, en cuanto que siempre deseamos aquello que no tenemos. Deseamos algo y cuando lo hemos conseguido, cuando ya no nos falta, el deseo se acaba, de manera que volvemos a movernos hacia otro deseo, hasta que de nuevo deja de faltarnos. Este movimiento pendular, obsesivo, de insatisfacción constante, de quererlo todo, de buscar la perfección, no permite hacernos nunca sentir bien, si no es de manera muy fugaz.  La idea de que el cambio siempre se produce para mejor es una ficción gozosa, y nada más lejos de la realidad, que tiende a funcionar en dirección inversa. Por eso Freud, la teoría psicológica posterior y los avances neurológicos actuales, señalan la necesidad de desarrollar las capacidades necesarias para desengancharnos de esta tendencia natural del comportamiento psíquico, que ha sido llamada neurosis.

La única manera de mitigar (porque nunca desaparece del todo) la neurosis, es estableciendo unos límites propios a este comportamiento pendular. Adquirir consciencia de cómo afecta nuestra vida y de sus consecuencias, y luego asumir la responsabilidad de acción sobre él. Por eso, el psicoanálisis señala que todo deseo, para llegar a ser disfrutado, para que nos lleve realmente al placer -no efímero, sino profundo- pasa por asumir la falta. Aceptar que algo siempre te va a faltar, hagas lo que hagas, y que todo deseo conlleva unos límites, o lo que es lo mismo, unas pérdidas. Cómo establecer estos límites es la clave, y el gran problema. Fisiológicamente, nuestro organismo está habituado a las sustancias químicas que refuerzan sus dependencias, y acabar con ellas requiere no sólo determinación, sino también práctica, ya que sin experiencia no culmina el aprendizaje.
En la sesión de hoy trabajaremos este aspecto con ejemplos y propondremos un ejercicio creativo que ofrezca salidas a él.