En imagin-a el objetivo es poner la atención en el proceso creativo. Cuando hablo de proceso creativo no me refiero a las cualidades artísticas que podamos o no tener más o menos desarrolladas. De hecho podemos ser considerados como artistas y estar faltos de creatividad. Porque, ¿QUÉ ES CREATIVIDAD? ¿A qué me refiero con proceso creativo? La creatividad es la capacidad de representar fuera de un@ misma…, pero ¿representar…lo que un@ es?... No, lo que un@ ES no existe, porque ¿qué es un@?, de hecho… ¿un@ es sólo una cosa? No, un@ puede ser muchas y depende de cada situación. No podemos saber lo que un@ es. Por tanto no se trata de lo se es, sino de lo que se desea. La creatividad, CREAR, es la capacidad de representar fuera de ti lo que quieres. Mostrarlo hacia afuera, hacia los demás, ya sea tu pareja, tu amigo, tu grupo de amigos o la sociedad entera. Eso es creatividad, representación del deseo. Puede haber deseos constantes en nuestra vida, y puede haber deseos circunstanciales, efímeros, o intrascendentes. El caso es que, al cabo del día, nuestro ánimo, que es nuestro cuerpo y nuestra mente, siempre nos pasa la factura de los deseos cumplidos. Y si hemos tenido una jornada en la que apenas hemos podido llevar a término lo que queríamos, nos sentimos pusilánimes y tristes. El grado de felicidad que alcancemos va a estar determinado por la calidad o intensidad, más que la cantidad, de nuestros deseos cumplidos.
LA CREATIVIDAD es un proceso esencialmente hedonista, filosóficamente hablando , pues busca el placer. Pero cuidado, no placer narcisista, ni egoísta. El hedonismo busca el placer de uno y el de todos, sin la limitación que marca el cerco individual. El hedonismo requiere del otro, requiere imprescindiblemente la proyección del deseo, y no hay proyección hacia afuera, representación, creación, en un proceso onanista que excluye al otro. El ser egoísta, es en sí, no creativo. Es por este componente hedonista y antiegoísta de la creatividad, que la materialización de todo deseo sólo se entiende con su correspondiente límite, y así lo ha argumentado el psicoanálisis desde Freud. Límites impuestos por nuestros otros deseos, la mejor de las veces, y por los deseos de los demás, por la búsqueda de placer de los demás. De hecho, no hay deseo creado sin sus límites, y aquello que más se desea, para ser capaz de experimentarlo y crearlo en nuestra vida, conlleva los mayores límites también.
Por eso es tan importante hablar del otro al tratar la creatividad, concepto que ha sido injustamente tratado y menospreciado por la tradición artística. Para trabajar la creatividad, indudablemente es necesario despejar, clarificar, identificar, qué es lo que realmente deseamos, pero no sólo se trata de lo que yo deseo, sino también de lo que el otro desea. El proceso requiere entonces identificar también lo que el otro quiere, ya sea de forma constante o de una forma eventual, y luego, por supuesto, conceder prioridades, orden y, en consecuencia, límites a estos deseos. En el proceso creativo, todos nos encontramos en puntos distintos. Hay personas que a lo largo de su día a día, gozan de los recursos suficientes como para proyectar lo que desean sin apenas dificultades, y otras que en cambio se encuentran con muchos obstáculos cotidianos para ello. Por otro lado, hay personas que tienen esencialmente más dificultades para materializar lo que desean, no ya por las circunstancias, sino porque su objetivo requiere procesos más complicados, más complejos, más profundos y prolongados en el tiempo.Me gustaría dedicar esta vez la atención a ese otro que ha sido patriarcalmente y más o menos conscientemente excluido, en base a la creencia cultural de que limita el acto creativo, castrándolo en consecuencia vana y paradójicamente.
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