El otro en el acto creativo, el otro en la comunicación.
El otro en nuestra vida.
Generalmente consideramos que tener la mente pensando en otro en vez de en uno mismo, es algo en sí negativo, como un boicot a nosotros mismos. La percepción del otro como una limitación, como un opuesto, como una agresión si no está bajo nuestro control, es una percepción neurótica que no contribuye al desarrollo sino al aislamiento y la contención, evita asumir la responsabilidad del papel que uno juega en la propia experiencia.
Como decíamos en la primera sesión respecto a las emociones, tradicionalmente también se ha venido a considerar la emoción como un comportamiento que debía mantenerse bajo el control de la razón, por debajo de ella. Dejarse llevar por los sentimientos es algo perturbador, peligroso, pecado, una locura, algo que debe pasar pronto en cualquier caso.
Esta excisión razón- sentimientos, como la del yo- otro, ha formado parte de nuestra cultura dominante, y auque en la actualidad los descubrimientos neurológicos la hayan cuestinado más que nunca, forma parte de nosotros de manera arraigada e incosnciente. Cambiar al otro-limitador por el otro-colaborador no es algo fácil, ni aun entendiendo intelectualemente su necesidad. Es algo que tendríamos que acostumbrarnos a ejercitar todos los días. Por eso, Imagin-a quiere concederle un espacio.
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